viernes, 30 de octubre de 2009

Verde verderol

....Verde verderol,
¡endulza la puesta del sol!
....Palacio de encanto,
el pinar tardío
arrulla con llanto
la huida del río.
Allí el nido umbrío
tiene el verderol.
....Verde verderol,
¡endulza la puesta del sol!
....La última brisa
es suspiradora;
el sol rojo irisa
al pino que llora.
¡Vaga y lenta hora
nuestra, verderol!
....Verde verderol
¡endulza la puesta del sol!
....Soledad y calma;
silencio y grandeza.
La choza del alma
se recoje y reza.
De pronto, ¡oh, belleza!,
canta el verderol.
....Verde verderol,
¡endulza la puesta del sol!
....Su canto enajena.
-¿Se ha parado el viento?-
El campo se llena
de su sentimiento.
Malva es el lamento,
verde el verderol.
....Verde verderol,
¡endulza la puesta del sol!

Juan Ramón Jiménez
(Baladas de primavera, 1907)

miércoles, 28 de octubre de 2009

Paisaje

......................................A Rita, Concha,
...............................Pepe y Carmencica


La tarde equivocada
se vistió de frío.

Detrás de los cristales,
turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.

La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.

Federico García Lorca
(Canciones, 1921-1924)

lunes, 26 de octubre de 2009

Escribí en el arenal

Escribí en el arenal
los tres nombres de la vida:
vida, muerte, amor.

Una ráfaga de mar,
tantas claras veces ida,
vino y los borró.

Miguel Hernández
(Cancionero y romancero de ausencias, 1938-1941)

jueves, 22 de octubre de 2009

A Jarifa en una orgía

....Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.
....¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida
sin sentir huya la vida;
paz me traiga el ataúd.
....El sudor mi rostro quema,
y en ardiente sangre rojos
brillan inciertos mis ojos,
se me salta el corazón.
Huye, mujer, te detesto,
siento tu mano en la mía,
y tu mano siento fría,
y tus besos hielo son.
....¡Siempre igual! Necias mujeres,
inventad otras caricias,
otro mundo de delicias,
o maldito sea el placer.
Vuestros besos son mentira,
mentira vuestra ternura,
es fealdad vuestra hermosura,
vuestro gozo es padecer.
....Yo quiero amor, quiero gloria,
quiero un deleite divino,
como en mi mente imagino,
como en el mundo no hay.
Y es la luz de aquel lucero
que engañó mi fantasía,
fuego fatuo, falso guía
que errante y ciego me tray.

....¿Por qué murió para el placer mi alma,
y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué, si yazgo en indolente calma,
siento en lugar de paz, árido hastío?
....¿Por qué este inquieto abrasador deseo?
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
que yo mismo conozco un devaneo,
y busco aún su seductor halago?
....¿Por qué aún finge amores y placeres
que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
necio tal vez mi corazón delira,
....si luego, en vez de prados y de flores,
halla desiertos áridos y abrojos,
y en sus sandios o lúbricos amores
fastidio sólo encontrará y enojos?
....Yo me arrojé, cual rápido cometa,
en alas de mi ardiente fantasía:
doquier mi arrebatada mente inquieta
dichas y triunfos encontrar creía.
....Yo me lancé con atrevido vuelo
fuera del mundo en la región etérea,
y hallé la duda, y el ardiente cielo
vi convertirse en ilusión aérea.
....Luego en la tierra la virtud, la gloria,
busqué con ansia y delirante amor,
y hediondo polvo y deleznable escoria
mi fatigado espíritu encontró.
....Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.
....Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e insaciable mi deseo;
palpé la realidad y odié la vida;
sólo en la paz de los sepulcros creo.
....Y busco aún y busco codicioso,
y aun deleites el alma finge y quiere:
pregunto y un acento pavoroso
"¡Ay!", me responde, "desespera y muere.
...."Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.
...."Que así castiga Dios el alma osada
que aspira loca, en su delirio insano,
de la verdad para el mortal velada
a descubrir el insondable arcano."

....¡Oh!, cesa; no, yo no quiero
ver más, ni saber ya nada:
harta mi alma y postrada,
sólo anhela el descansar.
En mí muera el sentimiento,
pues ya murió mi ventura,
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.

....Pasad, pasad en óptica ilusoria
y otras jóvenes almas engañad:
nacaradas imágenes de gloria,
coronas de oro y de laurel, pasad.
....Pasad, pasad, mujeres voluptuosas,
con danza y algazara en confusión;
pasad como visiones vaporosas
sin conmover ni herir mi corazón.
....Y aturdan mi revuelta fantasía
los brindis y el estruendo del festín,
y huya la noche y me sorprenda el día
en un letargo estúpido y sin fin.

....Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras;
mas, ¡ay triste!, que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes...,
tú también, como yo, tienes
desgarrado el corazón.

José de Espronceda
(Poesías, 1840)

martes, 20 de octubre de 2009

Hijo mío

...............................................................Para Juan Luis

Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento,
hacia la luz primera que toma el alma pura,
voy contigo, hijo mío, por el camino lento
de este amor que me crece como mansa locura.

Voy contigo, hijo mío, frenesí soñoliento
de mi carne, palabra de mi callada hondura,
música que alguien pulsa no sé dónde, en el viento,
no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura.

Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada,
me empujas levemente (ya casi siento el frío);
me invitas a la sombra que se hunde en mi pisada,

me arrastras de la mano... Y en tu ignorancia fío,
y a tu amor me abandono sin que me quede nada,
terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío.

Leopoldo Panero
(Escrito a cada instante, 1949)

lunes, 19 de octubre de 2009

Canción de invierno

Cantan, cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?
Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?
No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...
Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-,
los pájaros que cantan.

Juan Ramón Jiménez
(Melancolía, 1912)

viernes, 16 de octubre de 2009

Caballero de otoño

Viene, se sienta entre nosotros,
y nadie sabe quién será,
ni por qué cuando dice nubes
nos llenamos de eternidad.

Nos habla con palabras graves
y se desprenden al hablar
de su cabeza secas hojas
que en el viento vienen y van.

Jugamos con su barba fría.
Nos deja frutos. Torna a andar
con pasos lentos y seguros
como si no tuviera edad.

Él se despide. ¡Adiós! Nosotros
sentimos ganas de llorar.

José Hierro
(Tierra sin nosotros, 1947)

miércoles, 14 de octubre de 2009

Orillas del Sar

.............................VII

....Ya que de la esperanza, para la vida mía,
triste y descolorido ha llegado el ocaso,
a mi morada oscura, desmantelada y fría,
............tornemos paso a paso,
porque con su alegría no aumente mi amargura
............la blanca luz del día.

....Contenta el negro nido busca el ave agorera;
bien reposa la fiera en el antro escondido,
en su sepulcro el muerto, el triste en el olvido
............y mi alma en su desierto.

Rosalía de Castro
(En las orillas del Sar, 1884)

martes, 13 de octubre de 2009

Castilla

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde... Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder. ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

«Buen Cid, pasad. El Rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada».

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.

Manuel Machado
(Alma, 1902)

lunes, 12 de octubre de 2009

Rima XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.

Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armonïosas se abrazan.

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa,
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.

Gustavo Adolfo Bécquer
(Rimas, 1871)

domingo, 11 de octubre de 2009

Málibu

Málibu,
Olas con lluvia.
Aire de música.

Málibu,
Agua cautiva.
Gruta marina.

Málibu,
Nombre de hada.
Fuerza encantada.

Málibu,
Viento que ulula.
Bosque de brujas.

Málibu,
Una palabra,
Y en ella, magia.

Luis Cernuda
(Desolación de la quimera, 1962)

miércoles, 7 de octubre de 2009

Rima XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?"
Y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?"

Gustavo Adolfo Bécquer
(Rimas, 1871)

martes, 6 de octubre de 2009

Al alba venid, buen amigo

Al alba venid, buen amigo,
al alba venid.

Amigo, el que yo más quería,
venid al alba del día.

Amigo, el que yo más amaba,
venid a la luz del alba.

Venid a la luz del día,
non traigáis compañía.

Venid a la luz del alba,
non traigáis gran compaña.

Anónimo
(Siglo XV)

lunes, 5 de octubre de 2009

Ondas do mar de Vigo

Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
E ai Deus, se verrá cedo!

Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
E ai Deus, se verrá cedo!

Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
E ai Deus, se verrá cedo!

Se vistes meu amado,
por que ei gran coidado?
E ai Deus, se verrá cedo!

Martín Codax
(Siglos XIII-XIV)


Versión en castellano de Un poema cada día

Olas del mar de Vigo,
¿habéis visto a mi amigo?
¡Ay Dios, que venga pronto!

Olas del mar alzado,
¿habéis visto a mi amado?
¡Ay Dios, que venga pronto!

¿Habéis visto a mi amigo,
aquel por quien yo suspiro?
¡Ay Dios, que venga pronto!

¿Habéis visto a mi amado,
por quien tengo gran cuidado?
¡Ay Dios, que venga pronto!

domingo, 4 de octubre de 2009

Muy graciosa es la doncella

Muy graciosa es la doncella,
¡cómo es bella y hermosa!

Digas tú, el marinero
que en las naves vivías,
si la nave o la vela o la estrella
es tan bella.

Digas tú, el caballero
que las armas vestías,
si el caballo o las armas o la guerra
es tan bella.

Digas tú, el pastorcico
que el ganadico guardas,
si el ganado o los valles o la sierra
es tan bella.

Gil Vicente
(1465- h. 1536)
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